lunes, 23 de febrero de 2015

Living easy, living free by Pedro Fabelo

   En mi infinita modorrura, hace pocos días, acepté un reto de Pedro Fabelo para interpretar la famosa canción de AC/DC a través de un vídeo en G+. La sorpresa ha sido tener ¡UN RELATO PARA MÍ DE MÍ ESCRITO NADA MÁS Y NADA MENOS QUE POR PEDRO FABELO! Sí, sí, el de "absurdamente". Dejo aquí el vídeo (jajaja, tened piedad), el blog de Pedro (recomendadísimo) y el relato que me ha escrito :)

El vídeo:



El blog de Pedro Fabelo:


El relato de Pedro Fabelo:

ANA LÍA TO HELL

    Todo sucedió de la forma más absurda. Normal, estando “él” en medio de todo. ¿Y quién es “él”? Pues Pedro Fabelo, naturalmente. ¿O debería decir, “absurdamente”?

    Pero mejor empiezo por el principio.
 
    Él, es decir, Pedro, después de verme en un vídeo que subí a la red tocando la guitarra eléctrica y cantando, me sugirió hacer una versión del Highway to hell de AC/DC y subirlo a mi muro de Google Plus. Yo, que de pura leonesa no me arrugo ante nada ni ante nadie, decidí hacer realidad su petición. Así que, guitarra en mano, y mientras esperaba a que se completase el ciclo de la lavadora, puse el móvil en marcha y me grabé en vídeo tocando y cantando mi propia versión de ese clásico inmortal.
    
    Lejos de achantarme subí el vídeo a la red y, para mi sorpresa, empecé a recibir comentarios favorables. ¡Y yo que creía que me iban a sacar a gorrazos de la comunidad Google!
 
    Pero ahí no quedó la cosa. Lo más extraño sucedió unos días más tarde. Yo estaba recogiendo mi cuarto cuando me sonó el móvil. Descolgué.
 
¿Hola? –oí que alguien me decía al otro lado del hilo telefónico–. ¿Eres Ana Lía Rodríguez?
 
Sí. ¿Quién es usted? –repliqué.
 
Mi nombre es Roger McMagnus, y soy el mánager de AC/DC –dijo aquel tipo–. Verás, los chicos han visto tu vídeo haciendo tu propia versión del Highway to hell y les ha encantado.
 
Será una broma –dije.
 
No. Una broma es Madonna, que en los directos canta en playback y nadie dice nada. Esto va en serio.  
 
Júreme que no se trata de una broma –dije.
 
Te lo juro por la memoria de Bon Scott. Y mira que para mí Bon es sagrado.
 
Lo cierto es que el tono de voz de aquel tipo me sonó bastante serio, lo cual hizo brotar en mí la duda. ¿Y si estaba diciendo la verdad?
 
Supongamos que decido creerle. Los chicos han visto el vídeo. ¿Y? –dije.
 
Pues que los chicos han pensado que serías una sustituta perfecta para Malcom ahora que el pobre está malito. Dime, ¿estarías interesada en salir de gira con nosotros como guitarra rítmica y coros?
 
¡¡¿Qué?!!
 
Lo que has oído –dijo el tal McMagnus–. ¿Qué me dices?
 
Pues le digo que está usted loco de atar.
 
Es normal que no me creas. Lo entiendo. Yo también dudaría si un chalado me llamase por teléfono diciéndome que he sido elegido nada más y nada menos que por AC/DC para salir de gira con ellos con todo lo que ello implica: limusinas, suites de hotel, una legión de fans devotos a tus pies, una cuenta corriente holgada, groupies masculinos...
 
Un momento. ¿Qué es lo último que ha dicho?
 
¿Te refieres a los groupies masculinos?  –dijo McMagnus–. También tenemos groupies femeninas, si ése es tu deseo. Quiero decir, que podemos ajustarnos a tus preferencias. Somos bastante liberales en ese sentido. Una vez trabajé para un grupo de pop y los muy capullos me pidieron montárselo con un burro, ya sabes, como en la peli Despedida de soltero, así que imagínate si estoy curado de espanto. Tú pide por esa boquita y yo me encargo de proporcionártelo.
 
Vale. Acepto.
 
¿Qué aceptas? ¿Montártelo con un burro? 
 
No, hombre. Ir de gira con AC/DC.
 
Ah, vale. Perfecto –dijo McMagnus–. En dos horas pasará una limusina a recogerte. ¿De acuerdo?
 
Sí. Vale. De acuerdo –dije.
 
Bienvenida a bordo, Ana Lía.

    Y así fue como gracias a un simple vídeo subido a la red acabé siendo contratada nada más y nada menos que por AC/DC para irme de gira con ellos. ¿No es alucinante? Absurdamente alucinante, diría yo. ¡Nos vemos en el Infierno!
 
♪Living easy, living free, season ticket on a one-way ride...♪







MUCHÍSIMAS GRACIAS PEDRO PORQUE HA SIDO UN DETALLAZO Y ME HAS HECHO MUY FELIZ. ADORO LOS SUEÑOS LOCOS Y ESTE ES EL MEJOR QUE HE LEÍDO PORQUE ME HAS HECHO PROTAGONISTA. UN BESO GIGANTESCO

viernes, 20 de febrero de 2015

Corto y cierro

- Llamando al puente estelar. Aquí Comandante Zeus. Aborten misión. Corto y cambio - gritó desesperado por el intercomunicador mientras paseaba por la entrada del portal de lado a lado con mucha preocupación y con un gran temporizador en sus manos.

- Aquí puente estelar. Imposible abortar misión. Repito, imposible abortar misión. Abandone el planeta de inmediato. Corto y cambio - dijo la niña entre risas con sus amigas mirando al esquizofrénico por el portero automático.

- Entendido puente estelar. Adiós planeta Tierra. Corto y cierro - finalizó el loco convirtiéndose en un haz de luz y ascendiendo hacia el espacio dejando en estado de shock a las perversas niñas que ya no reían tanto mirando en el temporizador el 3, 2, 1,....



domingo, 15 de febrero de 2015

Carta de amor/declaración de guerra

Querido mortal:

    Te extrañará que esta carta la haya puesto con una flecha en tu nevera, pero entiende que tenía que llamar tu atención lo suficiente como para que te pararas a leer. Es por esto y porque no tenía imanes.

     Estoy de luto pues ayer pensaba que vagaba muerta por una dimensión equivocada, una que no era mía, donde todos estaban insoportablemente felices besándose en los parques como si todos los días fueran catorce de febrero y siendo, en una palabra, idiotas: y aún no me he quitado el traje.

     Dejé de soñar despierta. Escogí revivir la pesadilla y, en medio de todo ese caos, apareces como si no hubiera pasado el tiempo, con tu deliciosa sonrisa, a saludarme.

     No contento con eso, me sueltas palabras dulces como si fueran gratis en estos tiempos tan amargos acompañadas de flores y bombones. Además te ofreces sumiso y en pelotas a pasar por mi mente a realizar las más básicas de mis perversiones dejándome incluso ponerte grilletes y sacar mi fusta sin ofrecer resistencia.


     ¿Quieres conquistarme? ¿Es eso? Pues bien, tú lo has querido. Esto es la guerra. Te daré una ligera tregua pues irremediablemente me convertiré en la soberana de tu mundo. Te deseo suerte porque el tiempo me ha enseñado que no hay amor a medias tintas por lo que estoy afilando mis versos que te atravesarán con brutalidad el alma envenenándote completamente de mí. Así sentirás, poco a poco, todas esas flechas que tú con tus zalamerías ahora me clavas comportándote tan tierno como un niño. ¿Qué quieres? ¿Hacerme creer que eres inocente? Te castigaré por eso.

P.D.: Trae agua a la habitación. La noche será muy larga. Quiero que me limpies los tacones con la lengua y tengo sed. Nuestra primera batalla será convertirte en un hombre.

15 de febrero de 2015

                                                  
               

martes, 10 de febrero de 2015

Rompecabezas

   Estuve caminando quién sabe durante cuánto, tal vez un segundo o quizá una eternidad; llorando en la completa oscuridad intentando casar los pedazos en los que se había convertido mi corazón. Un rompecabezas imposible, creo que incluso me faltaban piezas.

   El caso es que me topé con alguien que tenía algo entre sus manos. Al chocar, a ambos se nos cayó lo que llevábamos. Fue curioso mirar al suelo y ver, junto a los míos, sus pedazos que también eran de un corazón roto. Sin dudar, nos agachamos rápido a recoger cada uno los nuestros.

- Es difícil armarlo de nuevo - me dijo con cierta vergüenza.

- Lo sé, lo estoy dando casi por imposible. Si quieres te ayudo y tú me ayudas a mí. Tal vez entre los dos sea más fácil - contesté con una sonrisa.

   Accedió al instante y ahí estuvimos quién sabe durante cuánto, tal vez un segundo o quizá una eternidad; construyendo y casando piezas hasta por fin armar los dos corazones.

   Nos sentimos muy felices y allí, tirados en el suelo, observamos el gran trabajo que habíamos hecho con una salvedad, uno de los pedazos estaba cambiado. Por alguna razón una de sus piezas quedó soldada en mi corazón y una de las mías en el suyo sin poder sacarlas de nuevo. 

- No puedo dártela. Me la tendré que quedar - dijo.

Yo tampoco así que te regalo la mía y si quieres yo cuidaré de la tuya - contesté.

- También te la regalo, estará mejor contigo - me susurró acercándose a mí.


    Me acarició suavemente y me besó quién sabe durante cuánto, tal vez un segundo o quizá una eternidad; una luz nos iluminó y nos sobrecogió un latido muy fuerte que emitieron al unísono nuestros corazones.  


   Desde el suelo, ambos levantamos la cabeza y vimos que ya no era noche, era un maravilloso amanecer. Me sonrió y le sonreí. Nos incorporamos al tiempo y, tal vez por nuestra torpeza, chocamos fuerte nuestras cabezas convirtiéndolas en mil pedazos. 



martes, 3 de febrero de 2015

domingo, 1 de febrero de 2015

El desalmado del tren

- ¡No! - gritó una joven en el andén despertándole de su pequeño descanso.

      El día había sido agotador y aún tenía un trabajo que hacer porque un buen comercial jamás descansa y siempre está buscando una buena oportunidad. 

- Pero, ¿es que no me oye? Necesito coger este tren, no puedo perderlo - continuaba gritando la chica a un guardia de seguridad.

      Veía fascinado, sentado cómodamente en su vagón, como ella fruncía el ceño y se encaraba con mucho genio al corpulento agente que estaba claro que no la iba a hacer ningún caso. Le sorprendió su juventud y su peculiar aspecto. Vestía con una falda harapienta, unas calcetas de rayas y un poncho raído. Su rostro era particularmente pálido y sus ojos negros casi tanto como los rizos que asomaban por debajo de su sombrero de lana roja. Miró su agenda para asegurarse de cumplir el cupo ese día y soltó un gran suspiro de alivio.

      Dio golpes sobre el cristal para llamar la atención de la muchacha y ella, al verle, le hizo un gesto grosero con su mano izquierda. Él comenzó a reírse poniéndose la mano sobre el pecho y eso la ofendió aún más haciéndola escupir sobre el cristal.

     Volvió a increparla varias veces haciendo gestos con ambas manos sobre sus ojos simulando a una niña con una rabieta. Ella gesticuló exageradamente con su boca un insulto de lo más ofensivo.

     Él cambió su expresión a una muy seria y apesadumbrada. El rostro de ella también se puso ligeramente triste al ver su reacción y extendió su mano hacia el cristal para decir suavemente - lo siento, tengo un mal día -.

      Él aprovechó entonces para sacarle la lengua y hacerla de nuevo rabiar. Ella, cargada de ira, se abalanzó hacia el vagón y quedo sorprendida al ver que lo traspasó y que se encontraba frente a aquel desalmado que la había tomado con ella.

- ¿Qué...? ¿Cómo...? ¡Noo! ¿Estoy muerta? ¿Por eso nadie me oye? - sollozaba mirándose el cuerpo intentando palparse y entender lo que estaba ocurriendo.

- No montes numeritos porque, para empezar, tampoco pueden verte - dijo el hombre poniendo sticks en una larga lista apuntada en su agenda. - Creo que este mes me ganaré una buena comisión - comentó tomando notas.

    La muchacha no tuvo reacción. Permaneció inmóvil mirándole atentamente mientras sus lágrimas cubrían sus mejillas y los pasajeros que acomodaban sus bolsas la traspasaban sin apreciar su existencia. - ¿Po...po...por qué a usted si le ven? - logró tartamudear.

- Porque no estoy muerto como tú. Ahora si me disculpas tengo que terminar mi trabajo - contestó el hombre sacando un extraño artilugio del maletín. Lo accionó y emitió una luz cegadora que la paralizó por completo. - Mira atentamente la luz - dijo manipulando el aparato para absorberla y atraparla en un diminuto frasco de cristal que colocó cuidadosamente dentro del maletín mientras ella, golpeando el cristal y enfurecida, le profería todo tipo de insultos inaudibles mucho más ordinarios que el anterior.

      Sacó de su chaqueta el celular, marcó un número cuyo prefijo era tres veces seis y llamó - Tengo algo que te encantará. Me la quitan de las manos. Es joven y no está completamente corrompida. Acaba de decirme un "lo siento" y se la nota una gran inocencia, debieron arrojarla a las vías el siglo pasado. ¿Qué me dices, granujilla endemoniado? ¿Te la envío con lacito? (...) Sabía que te emocionarías. - colgó, satisfecho con su última venta del día, el desalmado comercial de almas.


  

Toda una vida detestaría contigo IV

- Vuelve, ¡te necesito! 

- ¿Por qué?

- Porque eres la luz de mis días, mi vida entera. Me he dado cuenta que sin ti no sé cómo seguir adelante.

- No has sabido poner la lavadora, ¿verdad?

- No


Ilustración de Suzanne Woolcott